Es un programa terapéutico, nutricionalmente adecuado, orientado a pacientes obesos y con sobrepeso y para todas aquellas personas en las que se hace necesaria una reducción de peso. (gota, artritis, hipertensión, etc.). Está diseñado con el fin de facilitar una pérdida de peso continuo entre medio y un kilogramo semanal y aproximadamente dos kilogramos al mes, a partir del tejido adiposo, evitando la pérdida de la masa muscular magra.
Se plantea una alimentación lo más equilibrada posible que permita llevar un ritmo de vida completamente normal, con una restricción calórica en función de una alimentación habitual y que contribuya a modificar sus hábitos alimentarios.
Proteínas: Del 20 al 25% de las calorías totales (75 - 94 gramos).
Grasas: 25% (42 gramos).
Carbohidratos: 50% del valor calórico total (187 gramos).
Se recomienda la ingesta de abundantes líquidos, a menos que se presente alguna complicación, en cuyo caso, es necesario limitar el consumo de sodio para favorecer la eliminación de agua y evitar la sed.
La dieta hipocalórica debe ser voluminosa, eligiendo alimentos con escasas calorías, de mucho volumen y temperatura caliente, que favorezcan la aparición de saciedad. Conviene no usar azúcar, sino un edulcorante, para consumir menos calorías.
Es conveniente complementar el tratamiento dietético con un programa de actividad física, preferiblemente aquella que involucre a los músculos largos para promover la pérdida de grasa, conservando la masa corporal magra.
Azúcar, miel, jaleas, mermeladas, dulces, caramelos, chocolates, gaseosas, postres y productos de pastelería, frituras, alimentos o preparaciones con excesivo contenido de sal, grasas de origen animal: manteca de cerdo, mantequilla, nata, crema de leche, chicharrones.